“Sin manchas
ni dobleces, me decía Mauricio. Siempre me lo recordaba al prestarme las
revistas. La agarré con los dedos que aún conservaba limpios y la dejé sobre la
cama con mucho cuidado. Después me limpié con una toalla. Seguí ojeando la
revista un rato más, pero ya no era lo mismo. Las imágenes no me excitaban... Recuerdo
perfectamente esa tarde porque fue el comienzo del fin de mi amistad con
Mauricio.”
El dueño de
mi sueño (fragmento)
El dueño de mi sueño está
incluido en Historias sobre una duda constante
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